En nuestro departamento de nutrición y dietética se elaboran planes nutricionales orientados a cumplir unos objetivos específicos. Podemos considera el plan nutricional como el proyecto final y cada cambio dietético que lo compone, como cada uno de los pequeños pasos que debemos dar para conseguir nuestro proyecto de alimentarnos correctamente.

Cada plan nutricional se apoya en una estrategia dietética bien definida. Un plan nutricional se diferencia de una dieta en el enfoque y en la metodología. No se trata de un menú cerrado a seguir, sino de aportar al paciente la información necesaria para que sea capaz de elaborar su propia dieta diaria (menú) con la elección adecuada de las alternativas que tiene. Es importante que el paciente conozca el por qué de evitar determinados alimentos y consumir otros. Estos planes nutricionales son de vital importancia para tratar aspectos como:

  • Ganancia o pérdida de peso. Cuando hablamos de alteraciones de peso es importante que realicemos un estudio adecuado de la composición corporal de la persona, valorando su porcentaje de masa grasa, masa magra y líquidos corporales. Para reducir grasa, ganar músculo y evitar una retención de líquidos excesiva es necesario un balance adecuado de nutrientes y un control calórico en base al consumo calórico que el paciente tenga a lo largo del día. Además de los aspectos nutricionales, es imprescindible tener en cuenta multitud de aspectos de salud, como la salud tiroidea y hormonal, la salud gastrointestinal y el correcto funcionamiento de nuestro sistema nervioso e inmunológico.
  • Protección cardiovascular. Enfermedades como la hipertensión, la hipercolesterolemia, la arteriosclerosis o infarto de miocardio, son cada día más frecuentes en edades más tempranas. Para ejercer una prevención o mejorar cualquiera de estas patologías, los hábitos de estilo de vida saludable serán los más importante. Además de equilibrar el aporte de grasas y calorías, debemos de aumentar la cantidad de antioxidantes en nuestra alimentación.
  • Mejora de nuestro Sistema Inmunológico. Existen muchas estrategias para mejorar nuestro sistema inmunológico, pero lo primero que tenemos que hacer es retirar aquello que pueda estar alterándolo y estimulándolo, como puede ser un tóxico medioambiental o alimentos al que la persona tenga alergia o intolerancia.
  • Reducción o control de procesos inflamatorios. Sabemos que la alimentación juega un papel importante en la regulación de la producción de prostanglandinas proinflamatorias y antiinglamatorias, siendo un aspecto fundamental a tener en cuenta en el tratamiento de todas aquellas patologías en las que medien procesos inflamatorios. La inflamación crónica está estrechamente vinculada a multitud de enfermedades de carácter crónico como diabetes, obesidad, enfermedades auto-inmunes, enfermedades reumáticas, psoriasis, enfermedades auto-inmunes, cáncer o enfermedades inflamatorias intestinales.
  • Regulación de la flora intestinal. La composición de la dieta puede alterar el equilibrio gastrointestinal, provocando un cuadro de “disbiosis” que puede complicarse sucesivamente con cuadros más agudos como puede ser la “Candidiasis”. Actualmente ya existen suficientes evidencias científicas que ponen de manifiesto la estrecha relación entre enfermedades auto-inmunes, hipotiroidismo, obesidad, enfermedades inflamatorias, autismo, alergias…
  • Protección hepática y detoxificación. Una de las funciones hepáticas más importantes es la de depurar nuestra sangre y neutralizar las sustancias que resulten tóxicas para nuestro organismo. Para mantener el hígado sano es importante una alimentación saludable y evitar todas aquellas sustancias que nuestro cuerpo no reconoce como propias y puedan estar saturando el hígado, como son aditivos, cafeína, pesticidas, grasas trans …  
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