Las retinopatias como la retinitis pigmentaria (RP) y la degeneración macular (DM) son enfermedades oculares con bases comunes. Procesos degenerativos que suponen un incremento del estrés oxidativo, la inflamación y la apoptosis (pérdida) de bastones y conos, las células especializadas de la retina en la agudeza visual. Los fotorreceptores degeneran en ambas enfermedades retinianas (degeneración macular/retinitis pigmentaria). No hay un tratamiento eficaz de su causa. Esto no debería impedir hacer lo posible para reducir la progresión de la enfermedad y el estrés oxidativo.

La retinosis pigmentaria  (RP) ​representa una périda gradual, lenta e irreversible de la visión. Unas 15.000 personas afectadas se calculan en España y 480.000 son portadores de genes defectuosos. En la RP hay visión mermada de forma progresiva, visión en túnel, alteración en la pérdida de color del eje azul-amarillo, ceguera nocturna con adaptación lenta a la noche, hay deslumbramiento y fotopsias: luces o flash. Otros síntomas son fotofobia, dificultad para calcular distancias, alturas o escalones, no se ven bien los objetos pequeños y puede existir dificultad para coger objetos en movimiento.

¿Nada se puede hacer….. solo esperar?

No es aceptable plantear a las personas que padecen RP es que únicamente puede asumir la evolución de la patología sin poder hacer nada. Es cierto que no hay un acto quirúrgico o una molécula química que bloquee el proceso degenerativo retiniano, pero hay ya varias líneas de trabajo que permiten asegurar las posibilidades de un programa combinado, como se ha planteado recientemente en la 18 Conferencia de París sobre retina, 2014, donde la nutrición, el uso racional de suplementos ortomoleculares, anti-oxidantes y factores de neuroprotección, junto a la reducción de los procesos inflamatorios, permiten un enlentecimiento del proceso. La ventaja de estos tratamientos es su inocuidad y la ausencia de efectos secundarios. El objetivo es además estimular los factores de regeneración neuronal y la neuroprotección.

Si la base global de la RP es una inflamación global que afecta al epitelio pigmentario y supone la pérdida de conos y bastones, ¿por qué no plantearse reducir los factores por-inflamatorios que afectan a la retina y estructuras anexas? Un ejemplo es el importante papel que los omega 3 DHA tienen en la retina, el tejido del cuerpo que más los consume, representando el tipo de omega más importante para la oftalmologia. Los niveles de DHA en retina deberían ser un marcador más de la posible evolución.

En CMI – Clínica Medicina Integrativa​ofrecemos desde hace tiempo programas de neuroprotección y de antioxidantes a dosis elevadas. Estos tratamientos se realizan en combinación con un programa nutricional y no interfieren con otros tratamientos.
El objetivo de este modelo de tratamiento es retrasar la enfermedad reduciendo la inflamación, controlando en lo posible el estrés oxidativo, creando ambientes de neuroprotección. Otro objetivo es conseguir frenar la pérdida de los fotoreceptores; la pérdida progresiva de los bastones y conos. 

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