El estudio EPIC, realizado en 10 países europeos, estima que entre un 30%-40% de la incidencia de cáncer podría ser prevenible con medidas relacionadas con la nutrición. En CMI – Clínica Medicina Integrativa consideramos que es un porcentaje muy alto y además sabemos que la correcta nutrición no solo es un punto clave en la prevención del cáncer, sino también el apoyo al tratamiento oncológico, y durante el resto de la vida del paciente que supera un cáncer.
En los tratamientos de apoyo al paciente con cáncer la nutrición es una herramienta imprescindible. Todo paciente debe llevar un asesoramiento nutricional personalizado y adaptado a sus necesidades. Sabemos que es una de las claves para mejorar el pronóstico y el paciente pueda soportar sus tratamientos de quimioterapia y/o radioterapia con un sistema inmunológico más fuerte, con menos
efectos indeseables. En la prevención del cáncer cada día son más los estudios que avalan la relación existente entre lo que comemos y la progresión de distintos tipos de cáncer. Cuando se conoce la existencia de una predisposición genética a padecer algún tipo de cáncer, el cambio de aptitud y de estilo de vida se vuelve fundamental si queremos hacer una prevención coherente. En estos casos llevar una alimentación natural, libre de tóxicos ambientales y antinflamatoria será la elección más acertada.

En la actualidad es muy común oír hablar de alimentos anticancerígenos. Es bueno porque hasta ahora para la oncología la nutrición y su papel a tenido escasa o nula importancia. Es cierto que muchos estudios confirman que algunos compuestos nutricionales pueden ejercer una protección para determinados tipos de tumores, pero nuestra experiencia y conocimiento nos permite afirmar que
el conjunto integro de la dieta y los hábitos saludables será lo que realmente pueda tener verdaderos beneficios en la prevención y el tratamiento del cáncer.

En pacientes que hayan sido diagnosticados de cáncer, el plan dietético se diseñará en base al tipo de cáncer, el estadio, el estado nutricional y la susceptibilidad metabólica y bioquímica del paciente. En estos pacientes la nutrición estará encaminada a mejorar el sistema inmunológico, proteger el hígado, mejorar el sistema gastrointestinal y evitar la entrada de tóxicos a través de nuestra alimentación.

Para que el cambio de hábitos dietéticos sea vivido por el paciente como algo positivo y sencillo de incorporar en su rutina diaria, una nutricionista trabajará de manera activa con el paciente, reforzando su motivación a través de técnicas de coaching nutricional, ayudándole a organizar los menús y a mejorar las formas de cocinado. Se trata de facilitar el cambio a una alimentación más saludable, pero que
resulte apetecible y no suponga un cambio estresante para el paciente.

En los pacientes que se encuentran en cuidados paliativos el enfoque nutricional cambia, para estas personas lo importante es garantizar su calidad de vida y que la alimentación que realicen les resulte apetecible, fácil de ingerir y de digerir.

Por último, no podemos olvidar a aquellos pacientes que han sobrevivido a un cáncer, el estilo de vida que lleven a partir de ese momento es importante para garantizar su bienestar y prevenir las recidivas. Desde la medicina integrativa se les ayuda a que este cambio sea fácil y positivo, se les ayuda a comprender que la nutrición puede ser la mejor arma para mantener a nuestro organismo con fuerzas para continuar con calidad de vida.

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